
El encuentro con Dios comienza en nuestros corazones, y el camino al corazón comienza en la mente donde habitan nuestros EGOS. Aquí es donde se complica el viaje, pues los egos siempre ponen obstáculos en nuestro camino de vuelta al corazón.
No es del todo malo, la función de los egos es la de propiciar las situaciones que nos hacen ser mejores personas. Nos llevan a retarnos, a desear más y mejores cosas para nosotros mismos, a tener relaciones estables, etc… la mayoría de las veces, surgen complicaciones cuando nuestro deseo de bienestar lo queremos imponer por cualquier medio a quienes nos rodean.
Tan fuertes son los egos que llegamos a pensar que somos como ellos lo dictaminan, con virtudes y fallas. Negamos su existencia y nos empeñamos en decir “Es que yo siempre he sido así”. Mira con más detenimiento, con atención, obsérvate como quien aprecia una obra de arte, seguro encuentras la salida a todo eso que no te gusta, ten siempre presente que más allá de orar y meditar, la espiritualidad es el autodescubrimiento de nuestro verdadero SER y potencial.
Todo lo mejor para ti.-
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