Y resulta que queriendo o pretendiendo saberlo todo, nos perdemos de la lección que está

justo frente a nuestras narices. Siempre existe un mensaje, en todo lo que vemos y hacemos, esto se hace mucho más evidente cuando nuestra intención es la de dejarnos guiar desde nuestro corazón por nuestra divinidad.
Todos de maneras a veces insospechadas, hemos conformado nuestras vidas en función de nuestros aprendizajes, las lecciones de casa, del colegio y la calle. Todo nos ha aportado algo a eso que pretendemos ser hoy día, aun así, hay un PERO y es ese que nos conecta con lo que sentimos como no tan bueno, eso que solemos llamar “malo”. Como ya hemos comentado en diversas ocasiones, nada es absolutamente “malo”, al menos no lo suficiente como ganarse ese calificativo.
Saber esto y comprender que mientras nos mantenemos en juicios nos perdemos parte de las lecciones, nos da un indicio de todo lo que nos falta por aprender. Reconocer eso que nos falta por aprender parte por mirar aquello que no queremos ver en nosotros mismos, eso que se hace más evidente cuando negamos que seamos de tal manera o cuando nos molesta en otras personas alguna actitud, por diferente que pueda parecer a la nuestra. El secreto de los aprendizajes está en la atención que tengamos hacia nosotros mismos.
Todo lo mejor para ti.-