
Hubo un tiempo en el que pedía a Dios que me concediera tener cosas, vivir situaciones y estar rodeado de personas de interés y por mucho tiempo nada ocurrió. De pronto todas esas peticiones que un día hice comenzaron a suceder de manera abrumadora, tanto que a veces siento que debería tener un día de 30 horas, pero mejor no lo pido no vaya a ser cosas que me lo concedan.
Dios siempre está dispuesto a concedernos nuestros deseos, lo único que nos pide es que nos transformemos en el ser que los merece.
La invitación de hoy: Revisa esa lista de cosas que pides continuamente a Dios y evalúa en que medida te has transformado de manera tal que puedas obtenerlo. El asunto es siempre en saber, que es necesario para merecer tal cosa, te sorprenderás cuando descubras que la respuesta no es dinero.
Todo lo mejor para ti.-
Excelente…. Bello consejo no te rindas esa es la premisa de vivir.. así me dijo una sabia mujer un día que estaba muy deprimida, no hay tiempo para cansarte jamás te puedes cansar
Gracias por compartir esa experiencia