A nuestros ojos, muchas de las cosas del mundo aparecen de manera intempestiva, como si nunca hubiera estado o existido, es común, pasa a diario. Incluso a veces amanece de golpe y resulta que las horas pasaron sin que nos diéramos cuenta. Es de esta manera como todo tiene un proceso, uno que mayormente nos toma por sorpresa.

Es difícil mencionar algo en esta vida, por milagroso que parezca, que no tenga un proceso para su creación. Por pequeños que sean o parezcan, los procesos existen, están fuera y dentro de nosotros mismos. Es poco relevante su duración, una fracción de segundo, tal como el tiempo que le toma a un espermatozoide penetrar un ovulo cuando encuentra la entrada o los nueve meses de gestación o también los siete años que dem Sigue leyendo
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