
Los sistemas de creencias personales nos invitan a crear fantasías sobre cómo es que ocurren cosas “sin explicación”, eventos que no dejan de causarnos cierta intriga y curiosidad. Es de esta manera que nos encontramos de frente con los milagros. Esas situaciones inexplicables que deben tener una explicación científica, una que nadie conoce, pero que a pesar de búsquedas y dudas interminables, ocurren.
Pero en este tema que nos ocupa, imagina quedarte accidentado en una carretera solitaria y luego de unos minutos observando el auto, apareciera de la nada una grúa con un conductor experto en mecánica, impecablemente vestido con una braga resplandecientemente blanca, presto a darnos las herramientas necesarias para la

solución del problema, a guiarnos con las indicaciones precisas y correctas, pero hay un detalle y es que este mecánico experto es mudo. Por más que nuestro nuevo amigo se esfuerce y quiera, solo puede asentir y dar una que otra indicación con sus manos. Tampoco se incomoda por nuestros momentos de frustración ni por nuestras rabietas, solo nos mira con amor, sonríe y nos vuelve a indicar, no importa cuántas veces lancemos las herramientas ni nos tiremos en el piso juntos a las ruedas del auto, este mecánico nunca nos dejará a merced de la circunstancia. Pues bien, más o menos de esta manera es como actúa Dios. Él sabe que no puede más que darnos indicaciones ligeras y amorosas, pues el resto dependerá de cómo dominemos nuestro libre albedrío (algo que él respeta mucho) y la manera en como seguimos instrucciones.
Cabe preguntarse, y ¿Por qué si es todo poderoso, no nos habla? O ¿Por qué simplemente no me resuelve el “problema” y así sigo adelante? Preguntas de la misma índole de aquel que no cree y dice ¿Si Dios existe porque permite que mueran los niños? interrogantes algo arrogantes, considerando que nos estamos refiriendo al creador, pero no menos valederas. Algunas consideraciones de interés:

- Todo lo que ocurre ante los ojos de Dios, de la manera en que lo concibas, sucede por y para un propósito, aunque no siempre lo entendamos.
- La razón por la que Dios no interviene directamente en la solución de algunas situaciones, es porque simplemente nos toca aprender. ¿Qué? También es parte de la tarea.
- Dios nos otorgó el Libre Albedrío y eso es algo que él respeta profundamente. Incluso nuestra voluntad de desobedecerle.
Toca entonces practicar la observación y la paciencia de modo que podamos darnos el tiempo justo de apreciar las bondades disfrazadas detrás de las calamidades y así poder recibir nuestros milagros.
Todo lo mejor para ti.-