
Luego del paseo, algunos discípulos decidieron alejarse de la ruta, la curiosidad que traían desde hace tiempo les sedujo a la aventura de saber. – Nada grave nos puede pasar, solo nos acercamos un poco y vemos, luego regresamos al sendero para llegar a tiempo a la hora de la cena. Dijo el más intrépido de los estudiantes, no precisamente el más brillante, pero sí el más atrevido del grupo.

De a poco se fueron adentrando hasta perder el rastro que les llevaría de regreso a lugar seguro, al cabo de unos instantes, varios del grupo comenzaron a tener dudas de si debían continuar y estas, fueron creciendo hasta que, sumidos en el pánico, decidieron intentar regresar. La atracción era fuerte para quienes no tenían miedo, la curiosidad los atrapó. Cayeron en la trampa, ya era demasiado tarde y no podían salir de allí. El camino era sencillo de seguir, sentían que estaban en control, que nada los podía detener y así era.

Pasados varios días los jóvenes que habían regresado decidieron volver, no por la curiosidad sino a rescatar a sus compañeros. Semanas más tarde los hallaron desorientados, sin rumbo, casi no se reconocían ellos mismos. Sumidos en la desesperación, alejados de toda realidad se negaron a recibir la ayuda, no todos, pero la mayoría jamás volvió.
Pasó algún tiempo, meses quizás hasta que uno decidió salir de su silencio, no recordaba mucho o quizás no quería hacerlo. Hablaba con sabiduría pues era parco en su proceder y asertivo en sus palabras. Un día en pleno habló ante el maestro y agradeció a quienes le habían ido a buscar, celebró el haberse perdido pues aprendió mucho, incluso de su regreso pues la culpa también le enseñó. Contó historias sorprendentes, cosas que pocos en su sano juicio, se atrevería a vivir por sí mismo, experiencias que debían ser vividas desde la plenitud de la inconsciencia, pues solo así es posible sobrevivirlas.

Pasado un tiempo, sentado en el patio del templo entrada la noche escuchó un barullo. Sus discípulos regresaban, aturdidos y cansados, muchos de ellos asustados, otros no llegaron.
– Maestro, nos desviamos y nos dio miedo, un grupo pequeño se adentró en el bosque y no les vimos más.
Todo lo mejor para ti.-