
Para reconocer en mí y en los demás, primero tuve que ganar consciencia de una verdad única, que en todo, hechos y personas, hay bondad y sentido. A pesar de seguir pensando que mi plan y mi juicio mental es mejor que el de Dios, él siempre tiene la bondad de mostrarme, más temprano que tarde que todo lo que ocurre en mi vida es para mi mayor bien.
Reconocerme como un ser perfecto, hecho a imagen y semejanza de Dios, requiere de fortaleza y mucho trabajo de mirarme con el corazón en lugar de la mente.
La invitación de hoy: Ten la fortaleza y la valentía de mirarte con el corazón. Sabes que te ves desde la mente cuando hay juicios, reproches y justificaciones.
Todo lo mejor para ti.-