
Es solo después de mirarnos que podemos hacer los primeros atisbos de mirar hacia afuera, apreciar a los demás en la misma dimensión en que nos miramos a nosotros mismos. Ver a los demás sigue siendo una tarea de auto-observación en la que Dios nos brinda la oportunidad de mirar desde afuera, aquello que nos mantiene limitados dentro y no queremos ver. Si, así Sigue leyendo
Debe estar conectado para enviar un comentario.