
Por más versados que seamos en salir de conflictos de manera armónica, nunca dejamos de estudiar pues en el momento menos pensado, nos pasan la prueba y si no estamos atentos, caeremos en las arenas de nuestras emociones, un lugar particularmente complicado de manejar, creo que de esto ya sabes algo. Estas pruebas se ven más claramente en nuestras relaciones cotidianas y en la manera en cómo nos conectamos y comunicamos con otros y más importante aún, con nosotros mismos. Una de las pruebas más comunes es darnos cuenta de lo que tenemos en nuestro corazón, para saberlo, debemos observar la manera cómo nos expresamos y recibimos la información de nuestros semejantes y del entorno en general.
Al comenzar el transito por el camino de la consciencia, solemos confundir tener paciencia con represión, pues queremos evitar a toda costa “malos” pensamientos y emociones. Es a través del ejercicio constante que alcanzamos la comprensión de la verdad, “para crecer no es necesario reprimir sino fluir”, lo vemos, lo entendemos pero aún no lo comprendemos y entonces nos hacemos eco de muchas frases que paso a paso van llegando a nuestro subconsciente y encendiendo luz en nuestras vidas. Son infinitas las cosas por aprender, pero vamos de a poco y ha llegado la hora de terminar las pasantías y comenzar a ejercer.

- Si has repetido alguna vez frases como: “Fluye con la situación” o “El tiempo de Dios es perfecto” entre miles, vas por buen camino, solo sal del cliché y comienza por ti mismo.
- Salir del cascarón es complicado pues requiere de Esfuerzo para romperlo, lo que nos da fortaleza y valor para enfrentar lo “desconocido”. En nuestro caso solo toca recordar.
- La verdad absoluta yace dentro de nosotros y no precisamente en los pensamientos. Enfoca tu esfuerzo en aprender a diferenciar tu mente del corazón.
- Las emociones no son el enemigo, son la guía para entender sobre lo que haces. Exacto, acertaste, si te sientes mal es porque el camino elegido no es el más favorable para tu resultado.
Reza el dicho “La práctica hace al maestro” y el proceso de perfeccionamiento de las herramientas nos convierte diestros sorteadores de situaciones no favorables. Ha llegado entonces el momento de ejercer la maestría.
Todo lo mejor para ti.-