Motivos y excusas.

Las excusas nos mantienen en la queja y perdiendo tiempo mientras las inventamos.
Las excusas nos mantienen en la queja y perdiendo tiempo mientras las inventamos.

Bien comentaba ayer que las decisiones que tomamos, consciente o inconscientemente, son las que nos tienen viviendo la vida que tenemos. Ni más ni menos, nuestros pensamientos han regido nuestras vidas, muy por encima de nuestros deseos. Queremos un auto nuevo, pero no conseguimos el dinero para adquirirlo, anhelamos mudarnos a una buena zona pero terminamos por vivir, a vece arrimados. Algo incomprensible, pero no deja de ser un misterio que cada quien debe revelar por sí mismo, no hay recetas.

Amén de la falta de guías y manuales, siempre hay recursos que nos van aclarando el panorama, de manera tal, que la luz vaya entrando a nuestras vidas y así poder determinar qué es eso que nos mantiene apegados a la incomodidad. Antes de la toma de decisiones, hay procesos en los que se generan dos tipos de pensamientos: Motivos o Excusas para hacer o dejar de hacer. Los primeros nos impulsan, nos llenan de energía, son como una suerte de baterías que sin necesidad de tenerlos cerca, hacen que nos movamos. Paradójicamente la mayoría nos movemos más por el miedo a perder que por el ánimo de ganar. Las segundas, son terriblemente elusivas, parecen motivos, pero no lo son, se disfrazan y esconden tras justificaciones valederas pero que nos restan energía y nos cargan de culpas y miedos. Lo curioso es que las excusas, cualquier que sea su naturaleza, puede transformarse en motivos muy poderosos. Algunas diferencias:

MOTIVOS

EXCUSAS

Te llenan de energía. Te descargan rápidamente.
Te conectan con tu intuición y creatividad. No te permiten encontrar salidas.
Son fuertes y poderosos por sí mismos. Son fuertes solo cuando tú les das fuerzas.
Te empoderan. Te limitan.
Son íntimamente personales. Cualquiera te puede dar una que te sirva.
Son pocos. Abundan.
El único amigo que tienen los motivos, eres tú mismo. Encuentras aliados que te soporten en ellas en todas partes.
Su enunciado siempre inicia con: Quiero, Deseo, Amo, Logro. Su enunciado siempre comienza con: Es que, Lo que sucede es que, Es que … (ES-QUE-zofrenia).
Seguro pudieras decier "ES QUE yo no estoy en silla de ruedas" si no, ¿Cual es tu excusa?
Seguro pudieras decier «ES QUE yo no estoy en silla de ruedas» si no, ¿Cual es tu excusa?

Las diferencias son muy claras, y si nos movemos hacia el plano emocional, son aún más evidentes. Te invitamos a observarte, a saber que sientes y sobre todo a escucharte. Cada vez que te pilles diciendo “Es que…” ya sabes, transforma esa excusa en un motivo y ponte en acción.

Todo lo mejor para ti.-

Bilko Castro Arias

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