
No es necesario que usemos un sombreo al estilo de Indiana Jones o que tengamos los poderes de un Jedi para vivir grandes y emocionantes aventuras. Lo que he aprendido de mis héroes es que ellos las viven porque se atreven a hacer lo que nadie ha hecho y esto, termia por llevarlos a descubrir, no solo nuevos y diferentes mundos, sino a encontrarse con ellos mismos a un punto en el que acceden a la mayor recompensa que cualquier ser puede desear. La satisfacción de la auto-realización.
Pero ese es el final, la recompensa que supera cualquier riqueza material imaginable. La verdad del asunto es que llegar a ese final implica transitar por un camino lleno de adversidades. Si has visto alguna película de aventuras, te gusten o no, sabrás que el héroe siempre está en aprietos. No quiere hacer porque no se cree capaz de o, es muy arrogante para darse cuenta de o, simplemente está muerto de miedo y no se atreve a desafiar el sistema. Pero no me refiero en este caso a un sistema social, me refiero a un sistema de pensamiento que le mantiene atado a una vida llena de complicaciones.

Aunque no lo sepamos, en las películas siempre nos imaginamos el final feliz, la recompensa e inspiración al final de la jornada, pero en el mundo real, siempre estamos muertos de miedo porque pensamos que el guión lo escribe otro. Así terminamos por descargar la responsabilidad en el entorno, en otras personas o en el mayor acto de arrogancia, culpamos a Dios por lo que nos ocurre.
¿Qué tal que el libreto es obra única y exclusiva de cada quien? Soy yo mismo quien escribe el guión, lo que ocurre y el desenlace, al menos en mi vida. Tu en la tuya y así sucesivamente.
Mientas más consciencia tomo de esta realidad, mejor comienzan a ir las cosas, las situaciones adversas se transforman fácilmente en oportunidades o impulsos para operar cambios y las emociones, por negativa que parezcan, comienzan a jugar a mi favor.
Todo lo mejor para ti.-