
Hoy en día, es fácil pensar que la espiritualidad es un asunto de orar, meditar o seguir protocolos y costumbres para agradar a Dios, es la idea que generalmente nos forma en la mente, sin importar la religión que profesemos. Ni hablar de aquellos que dicen “no creer”, estos son, un tanto más radicales que los practicantes de la Fe (sea cual sea la religión), ya que fundamentan su creencia (o su no creencia), en el juicio por los cánones establecidos y el resentimiento, principalmente hacia sus padres, por haberles Sigue leyendo
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