
Suelo sentirme más joven de lo que soy, de hecho se nota y cuando alguien comenta al respecto, lo atribuyo a la cantidad de sonrisas que naturalmente he estado repartiendo desde el día tal del mes cual de mil novecientos y tanto. Hace poco me di cuenta que muchas de esas sonrisas me ayudaron a sobrellevar situaciones incómodas al servirme de máscaras que ocultaban el pesar que sentía, con el tiempo esto se transformó en un hábito, impidiéndome ver que reprimía rabias y tristezas que pasaron su respectiva factura en el momento menos indicado, haciéndome atravesar eventos sumamente incómodos.
Podemos reír para no llorar y dejar la emoción de tristeza o rabia para procesarlas en privado, teniendo siempre cuidado de que esto no se convierta en un hábito.
La invitación de hoy: Ten presente que no hay que “reír para no llorar”. Se consciente de que es más favorable para ti el expresar lo que sientes, superarlo y avanzar sin peso, esto puede ser el secreto de una apariencia más joven.
Todo lo mejor para ti.-