
Estoy consciente de que existe una línea muy delgada que separa la tenacidad de la terquedad, tanto es así, que se ha convertido en un hábito meditar respecto a las situaciones conflictivas para determinar si estoy siendo persistente en conseguir lo que deseo o simplemente un testarudo que no quiere dar su brazo a torcer.
La diferencia entre ser persistente y ser testarudo la puedo hallar en los sentimientos vinculados con el camino transitado hasta el logro de la meta.
La invitación de hoy: Identifica en ti eso que deseas lograr fervorosamente y determina si ese deseo proviene del corazón o del ego. La mejor manera de diferenciarlo está en la cantidad de argumentos que esgrimes a la hora de justificar los problemas que atraviesas para alcanzar tu meta.
Todo lo mejor para ti.-
Agradezco infinitamente tu blog! Un abrazo!
Es un placer servir Damaris.
Éxitos y bendiciones.
Bilko