Reset.

Reiniciarnos sin experimentar eventos traumáticos, requiere de la fortaleza para mirarnos tal como somos.

Un anglicismo comúnmente mal empleado en español para significar: Recolar, reajustar, poner a cero, restablecer. Aunque empleamos este verbo con mucha frecuencias en nuestros equipos de computación y/o teléfonos celulares, resetearse en la vida cotidiana no es cosa de todos los días, o al menos, una que se haga de manera consciente, para ello tiene que suceder algo que nos mueva en todos los aspectos, tanto física como espiritualmente, un evento que nos genere un movimiento tan fuerte que genere la suficiente paz interior que nos permita apreciar nuestra vida con una perspectiva más elevada, aunque sea por unos instantes.

El ajetreo cotidiano nos impide mirar lo que sucede a nuestro alrededor, lo que tenemos y lo que hemos aprendido.

Los sustos son buenos botones de RESET, esos que nos hacen perder el aliento y al mismo tiempo, que hemos vuelto a nacer. Situaciones como estas nos invitan a reflexionar la manera como hemos estado viviendo con compasión en lugar de auto-castigo.

La invitación de hoy: No esperes a pasar un gran susto o vivir una experiencia en la que tu salud física se vea en riesgo, abre los espacios de auto evaluación a través de la meditación o la oración.

Todo lo mejor para ti.-

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