En muchas historias hay conejos blancos. Alicia en el país de las maravillas, termina cayendo por un hoyo, solo por seguir a uno, valga decir que le llevó a una aventura sin bastante particular en la que, no solo aprendió del mundo, sino sobre ella misma. Por su parte, el protagonista de la película Matrix, Thomas A. Anderson, alias Neo, atendiendo las instrucciones de su computador, termina siguiendo un conejo, esta vez tatuado en el cuello de una chica. Estará de más decir que su recorrido fue muy similar al de Alicia.

En nuestras vidas, todos tenemos un conejo blanco que seguir.

Pero ese conejo no se deja ver con facilidad, está oculto en un bosque denso y cuando decidimos seguirle, corremos el riesgo de caer en trampas puestas por nosotros mismos para evitar adentrarnos en el bosque o en el caso que entremos, impedir que salgamos.

El conejo que todos perseguimos es nuestra intuición.

Pero ¿qué tal si en algún momento, decidimos seguirla hasta las últimas consecuencias? La verdad no lo sé, solo puedo hablar por los momentos en los que he seguido la mía, pero estoy seguro que encontrarías algunas cosas interesantes, pero todo es cuestión de tomar la decisión de hacerlo.

Para seguir nuestra intuición es necesario sintonizar la misma frecuencia.

No todo pensamiento proviene de la intuición, así que para poder seguirla y entenderla, es necesario que sintonicemos la misma frecuencia, de manera tal que, al seguirla, podamos armonizar nuestra vida en lugar de ponernos en aprietos, que es lo que normalmente ocurre.

La invitación de hoy: Eleva tu vibración de manera tal que puedas alcanzar la frecuencia correcta para percibir a tu intuición.

Todo lo mejor para ti.-

Bilko Castro Arias