
Todo proceso de transformación y expansión suele ser, de alguna manera, doloroso, a veces, algo pesado y cuesta arriba. Al menos esas son las impresiones iniciales, cada quien tendrá su propia perspectiva sobre la transformación personal y esta, irá íntimamente vinculada al precio que cada quien sienta, debe pagar por dicha transformación.
El cambio en sí mismo, no es doloroso, lo que más cuesta está en el proceso.
Y es que este proceso de transformación está repleto de conflictos internos que no son más que reacciones ante el hecho cierto de que, es necesario renunciar a lo que somos para poder ser algo más y mejor. Si, ya se que tu no necesitas cambiar, pero es que el cambio es algo que sucederá, así no lo quieras y muchas veces, si no estás atento, ocurrirá sin que te des cuenta, lo que, en sí, ya representa un verdadero conflicto.
Los cambios repentinos no existen. Lo que hay son mentes distraídas.
Aunque no es algo que me guste, es necesario reiterar aquello de ubicarnos en el presente, ya que es la única y la mejor manera de vivir los procesos de transformación, sobre todo, cuando los cambios requieren de celeridad.
La invitación de hoy: Ubícate en tu momento presente y date cuenta del verdadero proceso que estás viviendo.
Todo lo mejor para ti.-
Bilko Castro Arias