Siempre es mucho lo que se dice sobre “No hacer juicios”, dejando un poco de lado el hecho cierto de que esto es algo inevitable, al menos bajo las condiciones actuales. Tal y como publiqué la semana pasada, Si el juicio es comparar lo que vemos y lo que nos sucede, con nuestro sistema de creencias, sobre el cual elaboramos una interpretación que, en cierta medida, es parecida a la realidad que percibimos con nuestros sistemas, entonces ¿cómo podríamos evitar juzgar algo? Nada sencillo.

Pero no deja de ser necesario intentarlo hasta conseguirlo.

¿El motivo? Nada que no seas capaz de imaginar. El único motivo por el que vale la pena dejar de juzgar, es para poder establecer conexión con nosotros mismos. Entonces al lograr esta conexión íntima, seremos capaces de percibir más allá de lo que nuestros sistemas de percepción y ampliar nuestra comprensión del mundo que nos rodea y las formas que hasta ahora, han estado vedadas, como oculta tras velos de amnesia que nos impiden recordar lo que somos, lo que fuimos y lo que hemos venido a hacer.

Aprender requiere que dejemos de saber.

Y para dejar de saber, es necesario comprender que, lo que creemos saber, no es suficiente, que hay más, mucho más, tanto que eso que “sabemos”, pudieran considerarse, los títulos de sendos capítulos hasta ahora inexplorados.

La invitación de hoy: Medita sobre lo anterior y date cuenta de, hasta qué punto estarías dispuesto a reducir tus juicios, hasta qué punto estás dispuesto a dar cabida a información radicalmente diferente a la que consideras cierta.

Todo lo mejor para ti.-

Bilko Castro Arias