
¿Cuántas veces desde que tienes memoria has dejado de hacer algo por contenerte? Quizás por miedo a las consecuencias, porque te parece inapropiado o simplemente por el qué dirán. Seguramente más de las que quisieras admitir. Esto ocurre porque en la mayoría de las oportunidades solemos confundir la contención con la represión y a la hora de hablar de emocionalidad estos dos términos implican causas y consecuencias muy diferentes. Sigue leyendo
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