
Cuando comienzo a recibir los regalos de Dios, es decir, cuando estoy despertando a la realidad, me cuesta darme cuenta que ciertamente son míos y muy merecidos. Frases como “Será posible” o la más popular “Que increíble lo que me acaba de ocurrir” conforman el repertorio de expresiones que indican que no me siento merecedor de lo que Sigue leyendo
Debe estar conectado para enviar un comentario.