El mundo en el que hoy vivimos está lleno de transacciones que implican el intercambio

entre las personas, así nos encontramos en la mayoría de las ocasiones realizando labores para obtener algo de dinero o reconocimiento, dejando de lado la pasión por lo que hacemos y enfocándonos en la recompensa por nuestras acciones.
Por otra parte el servicio al ser algo intangible difícil de medir, pierde su valor y pocas personas saben o reconocen el beneficio que recibe cuando alguien obra por su bienestar, bien sea una breve plegaria o las labores de un empleado de la compañía de electricidad encargado del mantenimiento de las torres de transmisión de corriente.
En consecuencia, el valor que tiene una acción, por pequeña que sea, puede ser apreciado solo por quien la recibe, aun cuando tenga que pagar por ella. Pero ¿Que ocurre con quien sirve? Casi siempre esperamos algo y ponemos condiciones a nuestras acciones sin considerar que siempre que le damos y esperamos obtener alguna retribución por nuestras acciones de servicio, tendemos a quedarnos cortos en comparación con las recompensas que el universo nos da por el simple hecho de servir en amor. No limites tus recompensas, Da sin esperar y la divinidad se encargará de llenar tus arcas.
Todo lo mejor para ti.-