
Existen muchas maneras de aprender, nos topamos con infinidad de eventos en los que nos enfrentamos de diversas maneras nuestros retos internos. Algunos parecen sencillos de superar y otros son un poco más complicados de salvar. En el largo plazo, todos terminan convirtiéndose en lecciones que lejos de dañarnos, lo único que perseguían era el mostrarnos una realidad.
Aprendemos cuando nos indican como se deben hacer las cosas, también a como no se deben hacer, esta última manera un poco más complicada ya que implica que confrontemos nuestra molestia al ver a otros haciendo cosas que no nos gustan. También aprendemos por acción u omisión. En líneas generales, pudiéramos decir que todas nuestras experiencias no son otra cosa que un sistema de evaluación continua en el que somos expuestos a pruebas que retan las capacidades, no intelectuales, pero si emocionales.
Cabe preguntarse en este instante luego de culminar la lectura, ¿Qué es eso que constantemente me genera molestia en mi vida? A lo que acto seguido, luego de ver la respuesta pudieras preguntar ¿Y cuantas veces he pasado por esto durante este corto periodo de mi vida? Las respuestas suelen sorprender al darnos cuenta que es “más de una”. Es complicado dejar de lado una emoción, especialmente la rabia, el rencor o la tristeza, pero son estas precisamente las que se convierten en aquellos profesores que más recordamos, una vez que aprobamos la materia.
Todo lo mejor para ti.-