
Cuando vemos a los profesionales hacer su trabajo, sea cual este sea, nos quedamos maravillados de cómo lo hacen parecer tan fácil, más aun cuando apreciamos los movimientos de un atleta o la ejecución de un artista. Atribuimos mucho al talento que posee la persona y solemos dejar de lado el esfuerzo que le pudo haber costado el perfeccionar ese talento.
Todo lo que es excelente en la vida, requiere de esfuerzo dedicación y disciplina.
Sin importar el talento que se posea, por mucho o bueno que sea, la excelencia siempre requerirá de práctica y dedicación. Si bien queremos ser un gran artista o un brillante ingeniero, necesitamos dedicar horas de trabajo intenso en la búsqueda de ese resultado. Bien dijo el inventor Thomas Alba Edison: “El éxito es uno por ciento de inspiración y noventa y nueve por ciento de transpiración.”
De lo que la mayoría de nosotros carecemos, no es de ganas ni de falta de energía, sino de la claridad en definir aquello que verdaderamente deseamos.

Tal como lo lees. Pareciera que tenemos claridad, pero a la hora de definirlo, nos cuesta incluso sentir eso que anhelamos como propio, incluso como si ya lo tuviéramos o hubiéramos logrado. Parece un poco duro de escuchar, pero al final del día, siempre es duro asumir y responsabilizarnos por lo que somos o tenemos. No es que te tocó una vida dura, la escogimos; no es que es complicado, es que no has dedicado tiempo a encontrar el lado sencillo. Todo requiere de nuestro esfuerzo.
Asumir los resultados que deseamos, parte por asumir que somos responsables de los eventos en los que participamos, especialmente como protagonistas. No creas en estas palabras, solo practícalas, imagina que eres el director de una obra de teatro que se llama “Mi propia Vida” y comienza a operar los cambios, que como director, sabes que hay que hacer para lograr una obra maestra.
Todo lo mejor para ti.-