
La vida a veces nos pone mala cara, como en esos momentos en que nos mira de reojo y nosotros pensamos que es desprecio. Todo nos sale al revés, como no nos gusta, no hayamos la manera de atinarle a algo positivo y para colmo, las calamidades comienzan a aparecer una tras otra. Pero no siempre es así, de cuando en cuando las cosas son totalmente opuestas y es lo que se nos da por llamar la época de las vacas gordas.
Pero nuestro mundo es así, oscilamos entre las cosas buenas y las malas, entre arriba y abajo, claro y oscuro. Donde la verdadera diferencia no está precisamente en lo bueno o malo de la situación, sino en la actitud que tomemos ante los eventos, especialmente en los no tan favorables o “malos”. No es que no exista lo malo, Claro que sí, siempre y cuando así lo califiques. Si los ves malos, pues tu actitud, cerebro y emociones se sintonizarán con lo negativo. Generarás juicios y aparecerán la rabia, el miedo, la duda, etc.

- Los miedos son una ilusión de la mente, pues las cosas malas también. Una vez más, tu eres quien las califica.
- Si calificas un evento de malo, entonces aparecerán pensamientos poco favorables en tu mente que generarán emociones igualmente poco favorables.
- Si calificas algo de bueno, te emocionas, te alegras, te entusiasmas y eso es invitar a Dios a estar contigo.
- Todo lo que sentimos se contagia, bien sea positivo o negativo. La elección es personal.
Ciertamente en el mundo hay cosas que podemos calificar de malas como: Los asesinatos, las drogas, el abuso infantil, solo por nombrar algunas, y todas ocurren por y para algo que simplemente no entendemos. La invitación de hoy: Observa y se consciente de los pensamientos que te generan los estímulos externos. Está alerta respecto a lo que pones en tu mente.
Todo lo mejor para ti.-