La ilusión del ego nos hace pensar que su juego es realidad. Nos muestra imágenes e incluso nos hace sentir que lo que estamos viviendo es real, esto no es malo del todo, de alguna manera nos impulsa para crear y producir realidades que de otra manera no alcanzaríamos. Pero cuando se cae el velo, la ilusión pareciera convertirse en un monstro que se vuelve contra nosotros haciéndonos sentir culpables por lo bueno que alguna vez sentimos.

Si, las ilusiones se rompen en algún momento cuando son creaciones del ego, no cuando son inspiraciones del alma. Pero cuando se rompen las ilusiones, ¿Qué nos queda? De seguro sensaciones de insatisfacción, frustración, hasta rabia y desencanto. Nos sentimos culpables por haber hecho en lugar de sentirnos emocionados por haber aprendido. Una vez más es el punto de vista el que nos hace tomar un camino u otro.

Cuando lo que hacemos es inspirado por el alma, no nos importa el resultado, simplemente lo hacemos y vamos con la mejor disposición para el logro. Cuando es del ego, las expectativas y el miedo prevalecen en todo momento.

El ego no es nuestro enemigo, siempre y cuando identifiquemos en que momentos actúa. Caso contario nos hará pasar las penurias correspondientes que, en definitiva nos harán aprender. La tarea de hoy: Si estás siguiendo un sueño, identifica de donde proviene el impulso, si es del ego, está atento. Sabrás que es del alma si verdaderamente te sientes satisfecho con lo que hayas aprendido hasta el momento.

Todo lo mejor para ti.-