
La vida siempre se ha tomado la molestia de obsequiarme con las mejores sorpresas, regalos verdaderamente sorprendentes, hoy en retrospectiva puedo apreciar lo mucho que he sido apreciado y consentido por ella, también lo mucho que he estado lo suficientemente distraído para perderme muchos de esos regalos.
Solo cuando abro mi corazón a los regalos de Dios, soy capaz, no solo de recibirlos, sino también apreciarlos en toda su magnificencia.
La invitación de hoy: Entiende que desde que abres los ojos o despiertas en las mañanas, estás recibiendo regalos, aprécialos, agradécelos y más importante, disfrútalos en toda su magnitud. Te darás cuenta como Dios está dispuesto a continuar obsequiándote durante el día.
Todo lo mejor para ti.-