No me lo creo.

Mientras las cosas buenas pasan, yo sigo dudando de su veracidad.

En el afán de querer que las cosas sean como “yo quiero” se me olvida, en ocasiones, que la vida transcurre frente a mis ojos y sin darme cuenta comienzo a dejar de vivirla. Sucede entonces que las cosas que siempre he deseado aparecen y simplemente las ignoro o en el peor de los casos, las vivo con cautela y mucho miedo, deseando en el fondo que fracasen y tener la excusa de seguir siendo la víctima perfecta de las circunstancias diciendo “¿ves? Es que yo sabía que no podía ser cierto”.

Las cosas buenas me suceden a diario y está en mí querer apreciarlas o hacerme el que no las ve para seguir teniendo la razón de que todo anda y seguirá mal.

No creer en las cosas buenas que me suceden es igual a querer, desesperadamente, mantenerme en el sufrimiento siendo la víctima de los eventos que suceden aleatoriamente a mi alrededor, afectándome física, emocional y consecuentemente espiritualmente.

La invitación de hoy: Mira a tu alrededor y solo por hoy, aprecia al menos algo positivo, una vez que lo detectes, programa tu mente para que encuentre otro y así sucesivamente. Te invito a compartir tu experiencia en los comentarios.

Todo lo mejor para ti.-

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