
Personalmente me gusta que las cosas salgan de la manera como las imagino, también estoy convencido que es menester actuar para que las cosas sucedan, en ocasiones tal vez, solo tal vez, quiero intervenir más allá de lo necesario, solo para garantizarme que efectivamente, se hagan las cosas “bien” y es en esos momentos en los que pierdo de vista la participación no solo de otros, sino de Dios mismo. Mi ego controlador no me permite dejar que las cosas sucedan luego de mi acción y es en mi afán de control cuando me pierdo los milagros.
A veces mi acción es solo la de impulsar los mecanismos para que Dios actue.
Esta actitud de control parte de la creencia limitante en la que solo “yo” lo puedo hacer bien, generando desconfianza hasta en mis propias acciones y dejando de lado que todo lo que ocurre, sucede para el bien mayor.
La invitación de hoy: Ocúpate de llevar a cabo las acciones inspiradas por la intuición, observa tus pensamientos y descubre al ego en acción. Solo así podrás apreciar la acción de Dios a tu favor, así las cosas no salgan como tú lo deseas.
Todo lo mejor para ti.-