
Las estructuras se derrumban, las ideas desconciertan y el mundo parece estar sin rumbo fijo. Las consecuencias del virus y las decisiones de confinamiento (las cuales, dicho sea de paso, no han si mayormente efectivas), han puesto a la humanidad a merced de la peor de las epidemias y no necesariamente se trata de la enfermedad en si misma. Se trata del miedo, en este caso uno infundado.
El virus es letal, es dañino y no se conoce alguna cura cierta, pero las estadísticas actuales, avaladas por científicos de renombre, indican que su letalidad ha sido sobredimensionada.
Sin caer en temas de conspiraciones mundiales o cosas muy haladas por los cabellos y al mismo tiempo, habiendo visto y leído comentarios de médicos y científicos de renombre que han desmentido mucha de las informaciones difundidas por los medios con respecto al virus, me atrevo a decir que la situación ha sido aprovechada como una herramienta de control de masas para lograr una meta, hasta ahora desconocida por la mayoría.
El control que se ha ejercido sobre la humanidad, siempre se ha basado en el miedo.
El miedo es válido, sobre todo si es justificado, pero el problema de este no radica en tenerlo o no, sino en si transformación en pánico, al momento en que este, se transmite como reguero de pólvora entre las personas, transformando a los grupos sociales en elementos con poco control de sí mismo.
Las masas con miedo son muy peligrosas, sobre todo en estos tiempos cuando la información se ha convertido en un instrumento peligros.
Como he comentado amplia y extensamente en este espacio, todas las emociones, han perdido vigencia por lo que, la función protectora del miedo, también.
La invitación de hoy: Enfócate en conocer la verdad, esa que está dentro de ti, en el presente. Solo así desaparecerán la angustia y los miedos que te impiden avanzar.
Todo lo mejor para ti.-
Bilko Castro Arias.