
Creer o no creer, esa es la gran pregunta del momento. Vivimos en una época en la que todo es altamente cuestionable, no solo por la confiabilidad de las fuentes que en su mayoría son parcializadas y sesgadas, sino por veracidad del contenido, el cual, casi siempre es modificado para satisfacer intereses y agendas de los representantes de la oscuridad. También está la ingente cantidad de información que recibimos sobre algunos pocos tópicos. Es como si los periodistas se dedicaran a buscar aquellos eventos que saben, van a causar conmoción y los explotan de manera tal que, bombardean nuestros sentidos sin piedad alguna.
Hoy en día eso de mantenerse informado requiere de un esfuerzo importante que genera desgaste y nos aleja del presente.
Los medios tradicionales y con prestigio, aprovechan su poder para influenciar en las masas, muchas veces de manera no tan positiva, y en algunas, generando miedo colectivo e incertidumbres que, promueven pensamientos sobre futuros conflictivos y contrarios a nuestros deseos y bienestar. De aquí la importancia de buscar siempre el otro lado de la historia y cuando la encuentras, entonces resulta ser que los “malos no son tan malos” y los corderos inocentes, son solo disfraces.
Es en este punto donde aparece la Fe, la única herramienta para contrarrestar esos pensamientos adversos que nos sitúan en posiciones de dependencia y victimismo.
Cuando aparece el miedo, la única arma para anularlo es la fe y esta a su vez genera pensamientos de esperanza, mucho más armónicos, que facilitan la creación de estados de plenitud y fortalecen el carácter para sortear las “adversidades”, que muchas veces son pintadas más grandes y fuertes de lo que en realidad son. La esperanza es favorable, el único problema que tienes que su fragilidad ante la adversidad.
Un momento de esperanza dura mientras tengamos pruebas y dependerá directamente de la fortaleza de nuestra fe, pero un momento de certeza es inquebrantable.
La convicción es el siguiente estadio de la fe, creer al punto de poder permanecer firmes ante las adversidades (verdaderas o no), una fortaleza que proviene del interior y que no depende de información o argumentos, que no necesita pruebas ni tampoco comprobaciones. La certeza es el aspecto que necesitamos desarrollar para vencer al enemigo, interno y al más débil, el externo.
La invitación de hoy: Fortalece tu fe y alcanza la certeza, notarás la diferencia de inmediato.
Todo lo mejor para ti.-
Bilko Castro Arias
QAnon