
Siempre que se avecinan las tormentas comenzamos a pensar en las consecuencias de estas, es algo inevitable, así como las emociones que aparecen como resultado de esos pensamientos, mayormente alterados. Es una especie de reflejo, una reacción automática que nos traslada al futuro trayendo a nuestra realidad, ansiedad y miedo.
Todo aquel pensamiento que no traiga paz a nuestro corazón, es un pensamiento alterado.
Pero incluso las nubes de tormenta son una creación de nuestra mente. Los problemas pueden ser reales, pero pensar en que serán una verdadera dificultad es una decisión, al igual que sentir miedo o angustia por los resultados, que al final de cuentas, no somos capaces de predecir, mucho menos controlar.
La invitación de hoy: Si vislumbras nubes en el camino, no temas ya que tienes opciones. Esperar a que pase la tormenta para poder seguir o continuar tu andar sabiendo que la tormenta se disipará una vez la enfrentes.
Todo lo mejor para ti.-
Bilko Castro Arias
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Genial. Gracias