
Todos, sin excepción, ofrecemos resistencia a los cambios. No importa cuan adaptable sea tu carácter, siempre habrá cosas a las que te resistes, muchas veces sin darte cuenta. Es como una acción reflejo que nos protege de aquello que confronte nuestro sistema de creencias, mientras más radical el cambio, por supuesto habrá mayor resistencia.
La resistencia que ofrecemos a los cambios del camino, se manifiesta de diversas maneras.
En algunas oportunidades la resistencia la apreciamos claramente en la emocionalidad alterada, esa que, en algunos casos, nos lleva a perder el control de nosotros mismos y haciendo que llevemos a cabo acciones que puedan, no solo lastimarnos a nosotros mismos, sino a quienes nos rodean. Otra manifestación de la resistencia, está en la evasión de lo que es necesario hacer, la procrastinación es, sin lugar a dudas, la mayor manifestación de resistencia.
Esta última es muy sencilla de identificar, ya que está plagada de excusas y argumentos que validan la evasión o la postergación.
En su libro “La historia de la vaca”, el Dr. Camilo Cruz llama a este mal, “Excusitis”, ya que son estas las primeras en aparecer a la hora de evadir, en mi caso personal le llamo a este fenómeno, “Esquesofrenia” ya que, en castellano, casi todas (por no decir todas) las excusas, comienzan con la expresión “Es que…” y le puedes agregar cualquier predicado. Desde el popular “… no tengo tiempo”, pasando por el “… ya no soy tan joven”, hasta “… había mucho tráfico” cualquier excusa, al menos en idioma castellano, comenzará con un “Es que…”. Pero no me creas, solo busca una y si la consigues, coméntanos para aprender.
La invitación de hoy: ¿Serás capaz de pillar todas las veces que comienzas una frase diciendo “Es que…”? A ver cómo te va.
Todo lo mejor para ti.-
Bilko Castro Arias