
Cuando Dios nos habla, no lo hace a través de argumentos o historias extensas, no justifica, no emite juicios sobre bueno o malo, pareciera que únicamente se limita a da la instrucción de lo que es menester hacer. Nos da la indicación de forma muy precisa y sin muchas palabras, a veces, solo con una imagen es más que suficiente en otras, solo una palabra.
Seguir las instrucciones de Dios es como entregar el “Mensaje a García”*.
Simplemente es percibir la instrucción y seguirla hasta sus últimas consecuencias, las cuales, siempre estarán plenas de infinitas recompensas (quizás, un poco diferentes a las que puedas estar imaginando). El regocijo percibido por el cumplimiento de estas instrucciones de Dios, supera con creces cualquier felicidad que podamos imaginar, de hecho, las hemos percibido en infinidad de ocasiones, pero las confundimos con felicidad y también, con casualidades o logros unipersonales.
Es menester desarrollar la habilidad de percibir las instrucciones de manera consciente.
Pero nuestra mente nos hace el juego y siempre caemos en él. Creemos entender los mensajes, pero la verdad es que, en la mayoría de las oportunidades, son nuestros egos los que nos hacen creer que estamos en la senda correcta y justificamos, argumentamos y nos llenamos de explicaciones, muchas veces innecesarias. Todo con el fin de “Tener la razón”.
Cuando logramos ternar la razón, entonces hemos perdido lo más importante, la lección.
Ya he escrito antes sobre esta diferencia, aun así, siempre es complejos darse cuenta de cuando es Dios quien nos instruye o la mente en su habitual desorden. Es importante recordar siempre que nuestra mente es muy poderosa y logra desviarnos del camino, aunque sea por breves instantes, a veces, más que suficientes para meternos en líos.
La invitación de hoy: Escucha con atención, para ello es necesario hacer silencio, en caso contrario, te perderás parte o todo el mensaje.
Todo lo mejor para ti.-
Bilko Castro Arias
*Un mensaje a García (A Message to Garcia en el inglés original), también conocido y La carta a García o simplemente Carta a García, es un texto de autosuperación escrito por Elbert Hubbard en 1899.
En él, en primer término, relata brevemente la anécdota del soldado estadounidense Rowan, que es llamado para entregar de parte del presidente de Estados Unidos, un mensaje al jefe de los rebeldes, oculto en la sierra cubana, en el curso de la Guerra hispano-estadounidense a fines del siglo XIX.
Hubbard resalta el hecho de que Rowan recibe el mensaje y se limita a entregarlo a pesar de que nadie le proporcionó información ni medios para encontrar a García
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Duro y fiel silencio. Gracias