Somos dados a creer que cuando reflexionamos, iniciamos un proceso de análisis detallado sobre la situación o persona, sujeto de esa reflexión. Pero ha descubierto que la reflexión, es una acción mucho más profunda e íntima, la cual, dicho se a de paso, deja de lado toda acción mental y la supedita exclusivamente, al repaso de la situación y de los detalles. Es decir, es cuando le damos un uso adecuado a nuestra mente.

Es común permanecer en lo superficial, es más fácil y cómodo.

Reflexionar sobre un hecho o acontecimiento, requiere que dejemos de pensar, y nos permitamos fluir con, sobre y debajo la información, sin perdernos en los juicios a los detalles, hacer silencio hasta llegar a la esencia de la información que subyace tras las cortinas del pensamiento, ese que está curtido de creencias.

Pero la reflexión, bajo los términos actuales, requiere de tiempo y eso es algo que no nos permitimos, porque es más fácil y cómodo.

¿Recuerdas la última reflexión que hiciste? ¿Pudieras decir que fue una reflexión sin pensamientos o fue un análisis detallado? De seguro obtuviste algún resultado, ¿fue este duradero? Al momento de la reflexión, ¿percibiste el mundo de una manera diferente?  Estas son interrogantes que pueden orientarte sobre tu proceso y si este te ayuda a acceder a un nuevo nivel de consciencia.

La invitación de hoy: Reflexiona, pero ten siempre presente, dejar de lado todo indicio de pensamiento. Utiliza tu mente como una herramienta, pero no permitas que entorpezca tu proceso, recuerda no hablamos de un proceso mental.

Todo lo mejor para ti.-

Bilko Castro Arias