
Partamos de un principio en el que “lo bueno y lo malo” son solo una manera de pensar en la que existen únicamente dos aspectos de la vida sobre los cuales evaluamos nuestras situaciones y experiencias. Pero ¿Qué ocurre si nada es bueno ni tampoco malo? ¿Cómo queda nuestra manera de pensar? ¿Dónde recae la responsabilidad o la culpa de lo que no sale como queremos?
Ocurre que nuestro mundo comienza a carecer de sentido, no encontramos a quien responsabilizar por lo que nos ocurre. Esto porque mayormente y tal vez por hábitos aprendidos, culpamos a otros de nuestras situaciones. Estamos mal porque no hay empleo; no consigo empleo porque la situación está dura; yo estoy mal porque en mi país no hay oportunidades y algunos les va bien porque tienen contactos o simplemente suerte. ¿Has escuchado o pronunciado algunas de estas excusas? Seguramente si, incluso hasta de manera inconsciente.
Pensar en términos de “bueno o malo” ha venido perdiendo vigencia aceleradamente…
Más de este artículo en el libro de Conexión Permanente
Todo lo mejor para ti.-
Bilko Castro Arias
Sin desperdicio Bilkin (como de costumbre). Más fácil dicho que hecho pero aceptar que lo que sucede es nuestra responsabilidad (entendido como habilidad para responder) es ya un gran paso! Saludos.
[…] una publicación anterior sobre “Lo bueno y lo malo”, describimos como las cosas más allá de ser malas o buenas, simplemente son. Complementando esa […]