
Irremediablemente las máscaras que nos ponemos se caen, bien porque pesan demasiado y no es posible continuar con ellas o porque simplemente se desgastan y nos damos cuenta que ya no son necesarias. Esto es muy bueno, porque aparentemente no tendríamos que hacer nada, pero en realidad es todo lo contrario.
Si la máscara es muy pesada, estamos en serios problemas, pues hemos construido una imagen de nosotros mismos que está muy distanciada de lo nuestra verdadera esencia.
Por otra parte, si se desgasta, también, ya que nos corresponde reencontrarnos con nuestras esencia luego de haber andado un rato largo construyendo algo que no es verdad. En todo caso, siempre construimos una mentira sobre nosotros mismos que solo engaña a los demás, pero la carga va por dentro. Sin darnos cuenta, comenzamos a redescubrir un mundo que habíamos visto de manera sesgada por consecuencia de las máscaras que usábamos.
Lo que ocurre luego que dejamos las máscaras es extraordinario, es como cuando eres miope y comienzas a usar lentes de prescripción.
Las imágenes dejan de ser sombras borrosas, los colores son más brillantes y alcanzas a ver detalles que antes no podías apreciar. La presencia de Dios se hace más palpable, incluso escuchas, además del ruido externo, a tu voz interior con mayor claridad. Si logras identificar cada problema de tu vida como una máscara que se cae y puedes ser lo suficientemente humilde de aceptarte tal y como eres, entonces hallarás la presencia de Dios en tu vida. Sabe que:

Dios está esperando a que dejes de actuar el papel que tú crees que te toca y comiences a actuar el que acordaste con él antes de venir.
Jamás serás juzgado por persona alguna diferente de ti mismo.
Lo que haya hecho que dejaras tu(s) máscara(s), es lo mejor que te puede pasar en la vida. Acéptalo y aprende del proceso.
Al día siguiente que dejas de usarla(s), además de la sensación de ver, escuchar y sentir más, sientes como que te falta algo.
Esto es por el hábito de usarla, resístelo, no hay manera de que vuelvas a ser igual.
“Una mente expandida jamás recupera su tamaño original” dijo una vez Oliver Wendell Holmes
creo que esto aplica al corazón también, una vez que está en línea directa con Dios, jamás te permitirás ser quien eras antes.
Todo lo mejor para ti.-
Bilko Castro Arias
Nuestra sociedad nos ha obligado por generaciones a mostramos como no somos, quitarse las máscaras no es tarea sencilla… El único que sabe lo que somos es Dios, ante el ninguna máscara queda..
Gracias, está excelente
Una realidad que se vive con casi cualquier persona que nos topamos…Un articulo excelente!