
Resistirme a los designios de Dios es algo que causa mucho dolor, no solo en el espíritu, que de por sí, es una expresión equivocada, sino en mi cuerpo emocional, el del ego para ser exactos. Pero mas allá de la inconformidad o frustración que me llevan a la rabia o el dolor que termina en tristeza, mi cuerpo físico se resiente con dolores decabeza o la molestia más frecuente, contracturas musculares.
Ignorar mi dolor ocasiona mayor confusión y me aleja del plan de Dios, que indudablemente se parece más a lo que necesito que a lo que quiero.
La invitación de hoy: Entiende que hay una diferencia importante entre persistencia y terquedad, puedes identificar la diferencia por la manera como te sientes, emocional y físicamente. No generes más dolor del necesario, toma la decisión que favorezca tu bienestar.
Todo lo mejor para ti.-