
Insistimos en creer que somos la versión limitada de todo aquello que podemos o deseamos alcanzar, nos vamos conformando con felicidades incompletas y justificando nuestras carencias con el empeño en querer tener la razón a toda costa con cada excusa que nos inventamos, incluso cuando sabemos que pagamos un precio muy alto por ella.
La línea entre persistir y terquear es muy delgada y suele jugarnos trucos al inventarnos argumentos para mantenernos en mediocridad.
La única manera de apreciar la diferencia entre ambas es desarrollando la auto-observación y apreciando particularmente los comportamientos que nos llevan a cometer los mismos errores una y otra vez.
La invitación de hoy: Ya en serio, deja la terquedad y de querer tener la razón todo el tiempo, no inventes excusas como “cada quien tiene su verdad”, ya que esta es una verdad a medias. Abre tu mente y tu corazón a nuevas perspectivas y prepara el camino para tu desarrollo.
Todo lo mejor para ti.-