
Parece un sueño, un evento idílico y soñado, pero la verdad es que obedecer a Dios cuesta mucho, pareciera que somos adolescentes de forma prolongada. Él nos indica un camino y nos empeñamos en querer que las cosas sean de una manera diferente o en todo caso, que tenga nuestro toque, como si pudiéramos mejorar lo que ya él o ella, tiene trazado como el camino perfecto para el aprendizaje.
Trabajar con la divinidad requiere de disciplina y mucho compromiso y principalmente humildad.
Pero una vez comprendido el mensaje, es decir una vez aprendida la lección que nos coloca en el siguiente nivel, las instrucciones aparecen en forma de “cambios”, los cuales nos indican que es momento de continuar la marcha, la cual muchas veces, por comodidad o incertidumbre, nos negamos a aceptar.
La invitación de hoy: Presta atención a la intuición y si el mensaje es claro, solo síguelo sin vacilación, caso contrario, insiste hasta que tengas la certeza que el mensaje proviene de Dios y síguelo.
Todo lo mejor para ti.-