A las generaciones más recientes, se les ha formado para que encuentren un camino, para que fijen metas y la sigan hasta conseguirla. Esto hace que la mayoría de nosotros sintamos seguridad en el camino que recorremos, donde nada nos puede alejar porque sabemos exactamente hacia donde vamos, como vamos y … ¿para qué vamos? Seguro que la mayoría no tiene una respuesta clara a esta pregunta.

Al igual que ocurre con los valores personales, los propósitos quedan, según me han comentado en infinidad de cursos y seminarios dictados, “en la mente”.

Nada más peligroso para los fundamentos personales de vida, que tenerlos en un lugar tan disperso, desordenado e incontrolable, al menos para la mayoría de nosotros. Al dejar a nuestra mente a cargo de algo tan importante para el desarrollo de nuestras vidas, comienzan a aparecer las complicaciones, ya que, esta, nuestra mente, se siente en libertad de interpretar estos principios, a veces confundiéndolos y es entonces cuando comienza a colocar señuelos, recompensas vacías, que muchas veces nos distraen del verdadero propósito de nuestras vidas, ese que únicamente podemos identificar a través de la intuición.

Recuerda que la mente es el jardín de juegos de los egos.

Pero perderse, a veces no es tan malo como se nos presenta. El problema, tal vez no esté en extraviarse, sino en permanecer así por más tiempo del necesario sin hacer el menor esfuerzo para encontrarse. Después de todo, no se puede encontrar algo que no se ha perdido, ¿Verdad? Pienso que todos, en mayor o menor medida, estamos perdidos o desorientados y esto, puede hundirnos en la emocionalidad alterada o impulsarnos a salir. En ambos casos, un puede ser la consecuencia del otro, por lo que tampoco es tan malo.

En definitiva, termina siendo una acción simbiótica que nos permite crecer.

La invitación de hoy: Identifica si estás perdido, quizás desorientado. Esto puede ser el principio de un camino extraordinario para el auto-encuentro.

Todo lo mejor para ti.-

Bilko Castro Arias

QAnon