Este término ha sido mencionado en innumerables ocasiones a lo largo de los ocho años de este blog y en cada una de ellas se ha mencionado, haciendo énfasis en las particularidades del momento. En esta ocasión no será diferente e intentaré vincular la transformación con la consciencia. Pareciera no ser tan complicado, pero ciertamente tiene algunas dificultades que pueden ser fácilmente superadas ¿o no?

Partamos del principio que, sin consciencia no hay transformación.

La transformación, en líneas generales, nos sugiere que operemos cambios, pero estos no pueden ser desde la mente, esa que nos indica que “Tenemos que” cambiar, es decir, quitar una cosa para colocar otra, dejar de ser una manera para ser de otra. Pero no se trata de cambiar. Cuando nos hacemos conscientes, nos transformamos, es decir, hacemos de lo que somos algo mejor.

La era que vivimos, es el final de un proceso y el comienzo un nuevo ciclo.

Pero todo nuevo ciclo requiere de la transformación de quienes lo van a experimentar. En tal sentido es vital para cada uno de nosotros que nos avoquemos a lo que es verdaderamente importante, a saber: Cultivar la consciencia e impulsar nuestra propia transformación.

La invitación de hoy: Comprende que nos corresponde seguir la recomendación que ofrecen las azafatas antes de los despegues. “A la hora de una descompresión, colóquese su mascarilla y luego asista a los demás”. Creemos consciencia personal, antes de querer hacer que otros cambien o se transformen.

Todo lo mejor para ti.-

Bilko Castro Arias

QAnon