Cada día tiene la posibilidad de ser llenado con cambios a nuestras rutinas diarias. Estamos más que habituados a tener, recibir, dar, comer y vivir de una manera particular que no necesariamente significa un avance personal.

A esto se le llama comúnmente rutina y la consecuencia de estas rutinas es la bien llamada zona de confort o comodidad, la misma que nos hace quedarnos en un mismo sitio sin generar avances para ninguno de los involucrados, especialmente nosotros mismos.
Así nos acostumbramos a situaciones que nos generan estrés, tristeza, incluso dolor haciéndonos sentir como Sigue leyendo
Debe estar conectado para enviar un comentario.