
Es duro admitirlo y por no decir que a todos nos ocurre, diré que la mayoría de nosotros, creyentes o no, nos viene Dios a la memoria solo cuando ya nos sentimos derrotados, cuando la situación pareciera ser más grande que nosotros, al nivel que nos abruma haciendo que nuestras emociones afloren como puedan. Es en ese preciso instante cuando acudimos a instancias supe Sigue leyendo
Debe estar conectado para enviar un comentario.