Todo pasa.

Todos los eventos “buenos y no tan buenos”, alegres, tristes, de rabia, en fin, cualquier cosa que nos haya ocurrido ya pasó y mantenernos pegados a las emociones que se generaron en dichos eventos le resta fuerza a la presencia de Dios en nuestras vidas.

El camino a nuestro corazón comienza en la renuncia a nuestros pensamientos.

Esto nos lleva a la muy repetida frase de que tenemos que “vivir en momento presente”. Pero  ¿Cómo podemos interpretar esta frase sin que nos coloque en situaciones de tener que recordar o proyectar? Estar en “El Momento Presente” requiere de dos hechos, 1.- Que tengamos nuestra mente libre de pensamientos, concentrarse en la respiración es una buena manera de iniciar el vacío de nuestra mente  y 2.- Que nuestro cuerpo esté libre de emociones, una vez libres de pensamientos, esta tarea es un poco más sencilla.

Nuestra mente descontrolada genera pensamientos dispersos a cada instante, estos a su vez derivan en proyecciones o recuerdos de escenarios que disparan emociones en nuestro cuerpo y el resto, pues lo hemos ido viviendo.

Hay solo un espacio en el que podemos hacer silencio de emociones y pensamientos. Ese lugar es nuestro corazón, es allí donde podemos saber quienes somos y que es lo mejor para nosotros, pero para llegar allí debemos renunciar al dominio de la mente. Tal y como hemos dicho en anteriores oportunidades, nada es gratis en el camino de la evolución, así que toca practicar a diario para lograr conectarnos con nuestra divinidad y dejar atrás el mundo del dolor y el sufrimiento.

Todo lo mejor para ti.-

Soltar

El apego a las emociones nubla la visión y  obstaculiza el beneficio que existe en un resultado poco favorable

En todos los espacios de nuestras vidas encontramos eventos  que logran, por algún medio, generar en nosotros emociones tan fuertes que remueven lo peor de nuestro ser y nos hacen decir palabras o tomar acciones que traen consecuencias no muy agradables con el pasar del tiempo.

Esto ocurre especialmente en las situaciones donde tenemos expectativas y los Sigue leyendo