
De vez en cuando, cada cierto tiempo, entramos en procesos en los que pareciera que no avanzamos, nos sentimos estancados, como si estuviéramos embotados de tanta información y rutina o cansados de tanto batallar con lo que sentimos día a día en nuestra cotidianidad. Sin darnos cuenta comenzamos a hacer ciclos cada vez más cortos hasta que llega el punto en el que ni nosotros mismos nos toleramos por mucho tiempo.
Cuando esto ocurre ha llegado el momento de hacer un alto, respirar y evaluar lo que hemos venido haciendo, logrando y lo más importante, como nos sentimos al respecto.
Hablar de renovación no tiene nada que ver con cambiar la cocina de la casa o comprar un juego nuevo de llantas para el carro. El cambio es más bien interno, uno que requiere de concentración y una dedicación profunda en el entendimiento de nuestra propia intimidad.
Al igual que lo hiciéramos en el trabajo o lo hacíamos en tiempos de estudiantes, las evaluaciones no son más que momentos para revisar el estatus de nuestro desarrollo, lo que se ha aprendido y lo que nos falta por completar las materias, pero eso es solo una parte, pues una vez identificados los aspectos que están incompletos, toca mirar hacia la meta, entender el camino y reiniciar de nuevo.

Nuestras vidas están comprendida mayormente por ciclos, en los que siempre nos corresponde mirar de vez en cuando, especialmente cuando no nos sentimos bien, estamos irascibles y poco pacientes, no solo con los demás sino con nosotros mismos.
Renueva tu compromiso contigo mismo de ser mejor y para ello es menester hacer revisiones que, mientras más periódicas sean, menos espacios dejarás para eventos inarmónicos, es así como comienzas a construir esa paciencia de la que al parecer, nunca se tiene suficiente.
Todo lo mejor para ti.-