
Bien, estamos de acuerdo que eso de vivir en un mundo sin emociones, es un tanto halado por los cabellos, de hecho, es extremadamente difícil (por no decir técnicamente imposible), entonces es menester que nos concentremos en la mejor manera para minimizar sus efectos a la hora de tomar decisiones relevantes, especialmente aquellas que sabemos que tendrán un impacto importante en nuestro futuro.
La mejor manera de minimizar la influencia de las emociones alteradas en nuestras vidas, es racionalizando los hechos de forma clara.
Definir la realidad que percibimos es complejo, en la medida que no nos esforzamos por superar la emocionalidad. Por ejemplo, si deseo algo que no puedo obtener, no es como causa de algún evento externo, sino de mis propias decisiones y energías. En tal sentido la complejidad se presenta al no tener claridad en la responsabilidad del resultado. Así es, todo en mi vida, soy yo (y en la tuya, por supuesto que eres tú).
La invitación de hoy: Ante cualquier situación que represente un conflicto interno, identifica dos cosas a.- La emoción que sientes y b.- el resultado que esperas en realidad. Esto es el principio de la racionalización, en la medida que excluyas a las emociones, mayor claridad de pensamiento tendrás y en consecuencia, mejores decisiones.
Todo lo mejor para ti.-
Bilko Castro