
Cuando vivo en el presente, puedo convertirme en el observador de las situaciones, en lugar de ser el protagonista (víctima o participante) de ellas. Cuando observo, mi perspectiva es más amplia y en consecuencia puedo apreciar diversos escenarios y algunas de las posibles consecuencias de las varias alternativas de decisión que tengo a cada momento.
Observar mi vida desde afuera, es como mirar una película, en la cual, el protagonista hace caso a mis observaciones y recomendaciones, previamente compartidas con Dios que me acompaña a mirarla.
La única condición para que eso pueda ocurrir es, exacto, estar en el presente. En caso contrario, lo pensamientos te harán nuevamente protagonista de las circunstancias y las emociones te mantendrán atrapado dentro de la película.
La invitación de hoy: Cuando sientas que estás en el momento presente, observa(te) y actúa como si estuvieras mirando una película, en lugar de dejarte atrapar por las emociones y las circunstancias.
Todo lo mejor para ti.-
Bilko
[…] septiembre del 2019 publiqué un artículo titulado Ser el observador, en el que, brevemente describí una pequeña arista de lo que significa convertirme en el […]