Entrenar es necesario para todo en nuestras vidas. Desde que nacemos comenzamos a entrenar y a formarnos para caminar, pensar, incluso a relacionarnos con quienes nos rodean, el medio ambiente y nosotros mismos. Este entrenamiento es a base de eventos que nos hacen sentir y, en esa medida vamos aprendiendo y conociendo nuestro lugar en el mundo. Entonces, la vida misma es un entrenamiento continuo, un gimnasio a tiempo completo.

Hasta ahora, lo que he comentado es el entrenamiento conocido.

Pero este nuevo nivel de vibración exige de nosotros dar un poco más, un esfuerzo que hasta ahora había estado reservado o, mejor dicho, había sido practicado por quienes, de alguna manera, sentían un llamado espacial hacia la iluminación. Monjes, algunos sacerdotes, gurúes espirituales, han cultivado y transmitido el conocimiento necesario para acercarnos a Dios. Todo está escrito en libros, paredes de templos, historias. También ha sido transmitido en escuelas, algunas ancestrales y otras más recientes, pero la información no está vedada, todo lo contrario, siempre ha estado allí al alcance de todos.

La información es buena y útil para todos, pero no al revés.

Muchas veces esta información nos aburre, en otras, nos abruma y casi siempre no la tomamos en serio por falta de pruebas palpables, hechos o elementos probatorios que disipen las dudas, pero ¿las disipan en verdad? Estoy convencido que, si Jesús o alguna divina presencia se apareciera a un agnóstico, este, aun viendo, no creería, ya que todo está en nuestro sistema de valoración y creencias.

No se trata de ver para creer, se trata de trabajar para lograr.

El esfuerzo requerido es muy pesado para la mayoría de nosotros y esto es porque demanda responsabilidad y disciplina casi militar. Estamos hablando de la máxima autoridad y cuando nos presentamos ante ella no podemos ser distendidos o incumplidos. NO, no se trata de castigos ni mucho menos, es que acaso en tu sistema de valoración, ¿vivir en la presencia de Dios no requiere de un mínimo de compostura? Estoy seguro que sí. Entonces, te listaré solo algunos ejercicios que ya conoces, seguro los has practicado de sobra, fallando en algunos detalles que no han permitido que manifiestes lo que deseas.

• Ejercicios
  • Oración consciente: Ora sabiendo lo que dices y la fuerza que tienen las palabras que pronuncias o colocas en tu mente
  • Meditación con intención: Medita para algo. Las respuestas están en el silencio y la meditación es una excelente herramienta para hacerlo.
  • Cuidado de pensamientos: Alimenta a tus pensamientos positivos y date cuenta como los negativos tratan de invadir para restarte fuerza, no lo permitas.
  • Reenfoque o reducción de las reacciones emocionales: No tengas miedo, seguirás siendo tú, solo orienta tus emociones hacia respuestas asertivas.
• Algunas de las trabas
  • Falta de intención: Tanto la oración consciente como la meditación deben tener una intención. Hay mucha energía involucrada en ambos procesos, no la desperdicies.
  • Ausencia de enfoque: No permitas que el desorden de tus pensamientos te distraiga de la intención.
  • Desconocimiento de lo que en verdad se desea/quiere: Aprende a conocerte y aprende a definir lo que quieres, evita comenzar por “lo que no quieres”, este es el principal y más común de los errores.
  • Indisciplina: Al igual que las rutinas de ejercicios, si vas a entrenar todos los días en la mañana, pues con la meditación y la oración es igual. Recuerda, si tienes una cita con Dios, jamás querrás llegar tarde.

La invitación de hoy: Observa las herramientas y los obstáculos que nos ponemos y una vez que asumas la realidad, esa en la que todo parte de ti y termina en ti, entonces podrás avanzar más rápido.

Todo lo mejor para ti.-

Bilko Catro Arias.