
¿Alguna vez te has sentido, así como que “ya basta”? cansado y con ganas de bajarte del mundo o con ganas de salir corriendo y dejarlo todo para irte a una playa o montaña donde no escuches nada. Si, es una sensación un poco desagradable, peor aún, cuando te das cuenta que tampoco eres capaz de enfrentarte a los misterios de tu mente, esos que aparecen justo cuando todo se calla.
Es inevitable que nos sintamos agobiados de cuando en cuando, pero la regularidad de esta sensación dependerá de la consciencia que tengamos respecto de eso que nos agobia.
Pero también es cierto que pensar se complica, cuando estamos agotados, ya sea mental o físicamente. La concentración se dificulta y, en consecuencia, identificar los puntos débiles, se convierte en una labor verdaderamente abrumadora, de tal forma que preferimos quedarnos en la incomodidad, la cual, paradójicamente se convierte en nuestro estado de confort. Ese que nos mantiene aferrados a las molestias sin permitirnos ver más allá.
Los egos se encargan de mantenernos allí, haciéndonos pensar que nuestros esfuerzos son en vano.
Es así como nos vamos alejando paulatina y progresivamente de nuestros sueños, de nuestras metas, esas que, de solo pensar en ellas, nos sacan una sonrisa, olvidándonos que todo esfuerzo tiene una recompensa, aunque seamos incapaces de comprenderlas o incluso, aceptarlas, por no ser lo que esperamos o porque provienen de personas o situaciones que no nos agradan del todo.
La invitación de hoy: Si sientes desfallecer, hazte a un lado y descansa, el cuerpo es sabio así que, hazle caso. Eso sí, descansa para continuar que las recompensas siempre están más cerca de lo que imaginamos. Para más datos, haz click aquí y visita mi artículo de febrero del 2013 Recompensas.
Todo lo mejor para ti.-
Bilko Castro Arias.