
Casi siempre nos metemos en problemas por pensar que estamos siendo persistentes, cuando en realidad, estamos siendo tercos. La diferencia entre ambos es muy pequeña, pero cuando hablamos de consecuencias, entonces esa diferencia es sustancialmente importante. Al persistir, estamos en regocijo y tenemos certeza de encontrar la recompensa, pero cuando estamos siendo tercos, nos conectamos con la frustración y normalmente terminamos por generar mucho estrés.
Es difícil identificar las consecuencias, a menos que estés consciente de ti, tus emociones y tus percepciones.
A todos nos ha ocurrido que forzamos la barra para mantener relaciones personales o laborales que son claramente nocivas para nuestra tranquilidad, así mismo, actividades que no nos favorecen, estudios, un sinfín de situaciones y personas sobre las que no nos damos cuenta que nos hacen daño, pero igualmente nos esmeramos en seguir con ellas.
Darse cuenta de lo anterior es muy importante, más aún, encontrar la fortaleza para superar el deseo de permanecer y persistir.
Estar atento a las emociones que genera una actividad o persona, son vitales para poder saber si estamos siendo tercos o perseverantes. Estas nos hablan de manera clara, todo el tiempo.
La invitación de hoy: Presta atención a las señales.
Todo lo mejor para ti.-
Bilko Castro Arias